viernes, 9 de abril de 2010



Te digo que no me importa. Ni siquiera me incomoda.
Aunque creas que estoy, hace rato que me fui.
Me fui cuando no estabas,
cuando la casa soñaba vacía y había cenizas.
Dejé una flor de papel en la heladera
y un demonio secreto en algún lugar
que ya verás o habrás visto.
Estuve allí. Y no me importa haberme ido.
Afuera está destemplado y yo no siento nada.
Quizás cuando los pactos se incendian, el frío desaparece.
Aunque creas que sigo adentro, he salido.
Y me llevé la pureza desenfrenada en mi mirada,
el lenguaje de nuestras manos
y aquel recuerdo de las cosas que hacíamos.

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